Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv
Después del artista Carlos Vives sumar este año una nueva alegría en su carrera musical al recibir el Premio Latin Grammy a mejor álbum de Cumbia-Vallenato, se asoma al ayer donde el maestro Rafael Calixto Escalona Martínez, aparece sentado con su padre Luis Aurelio Vives Echeverría, retozando recuerdos donde el amor tenía forma de canto y una referencia puntual. “Yo quiero a la que me quiera, y olvido a la que me olvida”.
La producción musical ganadora ‘Escalona nunca se había grabado así’, para Carlos Vives es la mayor referencia de la niñez en su amada Santa Marta, donde pudo saber de un estudiante que le mandaba razones a su morenita, porque se iba dejándole de recuerdo un paseo, de la nostalgia por un compadre quien tenía que salir presuroso de Manaure, Cesar, a cumplir su misión como educador en Valledupar o de aquella elegía dedicada al pintor Jaime Molina, a quien Escalona le prometió hacerle una canción.
Esas y otras evidencias del alma que fluctuaban en el firmamento del adiós, como lo hacía aquella errante golondrina que no sabía dónde iba a llegar, le permitió a Carlos Vives emprender esa carrera con la única pretensión de rendirle honor a la música vallenata y a su papá Luis Aurelio Vives Echeverría, a quien nunca se cansa de amar, así se halla despedido de la vida el cinco de abril de 2021.
“Los recuerdos no tienen despedidas y ante su pregunta del inicio del álbum ‘Escalona nunca se había grabado así’, hasta llegar a esta instancia del nuevo premio me producen lágrimas. De verdad son 30 años que han valido la pena vivirlos donde muchos han hecho sus aportes, incluyendo a ‘La provincia’, ese grupo que me acompaña en mis ideas y gracias a Dios han dado los mejores resultados”, dijo Carlos Vives.
Al iniciar el exitoso proyecto musical se acordó de la serie de televisión Escalona, donde el vallenato le volvió a ganar la partida, y más de su compadre Egidio Cuadrado, quien tenía un cuaderno donde estaban las letras de la mayoría de las canciones del maestro Escalona. Entonces comenzó la odisea de rescatarlo hasta saber que desde hace muchos años lo guardaba Dina Luz, hermana de Egidio, y quien fuera compañera de Rafael Escalona.
En el cuaderno de pocas hojas, estaban los versos adecuados para sacar adelante este compromiso que tenía las notas precisas, las historias calcadas de añoranzas y principalmente, el alma de ese hombre que intentó construir una casa en el aire, dejar el mejor testamento y quejarse porque una mona en el barrio Cañaguate de Valledupar, se había propuesto acabar con su vida.
Seguidamente Carlos Vives, anotó. “No me canso de contar que la serie Escalona fue el comienzo para ingresar al amplio universo vallenato, al que conocí por mi papá porque en nuestra casa de Santa Marta se hacían memorables parrandas. Desde aquella época guardo en mi alma esos inigualables cantos, y los tomé mirando aquel camino y proponiendo una nueva fórmula con distintos instrumentos. Me siento bien grabando vallenatos y más del maestro Rafael Escalona”.
De igual manera en este laureado trabajo de 12 canciones, se incluye el tema ‘Contestación a la brasilera’, de la autoría del compositor guajiro Armando Zabaleta. Al respecto Carlos Vives, señaló. “El compositor hacía muchos años le había llevado a mi papá un casete con la mencionada canción, para que yo se la grabara. Mi papá me la recomendó, y lo que hice fue cumplir su voluntad”.
Cantos inmortales
Los cantos del maestro Rafael Escalona fueron galardonados teniendo un nuevo vestido en la voz de Carlos Vives y el acordeón del Rey Vallenato Egidio Cuadrado, quienes supieron darle el matiz necesario, primero en la televisión, y ahora trayendo todo el sentimiento hasta sentir la brisa de Patillal cuando una cometa eleva los corazones.
De esa honda herida que le causó aquel amor al maestro Escalona, quedó la historia donde se repite su padecimiento en medio de oscuras soledades y dolores del alma, teniendo una hoja en blanco como cómplice ideal.
Carlos Vives cantó llenando todos los requisitos para continuar de esa manera con la inmortalidad del maestro Rafael Escalona, quien dejó un inmenso legado de esos que nunca se olvidan porque están pegados en el alma de la música vallenata. Y hasta como lo señaló el mismo. “Van como el bostezo, de boca en boca”.
El artista samario no se arrepiente de transitar por los senderos donde el maestro Rafael Escalona dejó grandes huellas cantadas y amores escondidos, sirviendo para darle a conocer al mundo esas vivencias que partieron desde un pueblo llamado Patillal, donde en las noches brillan las estrellas y se pone el corazón como una marca.
El más grande es Rafael
El medio del trajinar por los pasos del maestro Rafael Escalona, aparece una canción de la autoría de Poncho Cotes Jr., ganadora en el Festival de la Leyenda en el año 2010, y titulada ‘La última historia’.
El compositor siempre que cantaba, lloraba porque recordaba al maestro Escalona, el mejor amigo de su padre Poncho Cotes Queruz, aquel profesor nacido en Chimichagua, quien vivió untado de nostalgias.
“La brisa de Patillal silva un canto, como si silbara él, y una mariposa blanca llorando, lo anda buscando también. Cualquiera cree que se fue y es mentira, está en algún corazón, tratando de sanar una honda herida que le dejó un mal amor”. Qué manera del compositor conocerlo en su interior, pero en su inspiración no lo pudo encontrar y entonces aseveró. “Quisiera verlo, pero no puede ser, porque se fue y no puede volver”…
Al final lleno del más efusivo sentimiento expresó. “El más grande ese es él. El más grande es Rafael”. Ese mismo que Consuelo Araujonoguera, ‘La Cacica’, lo llevó a un libro titulado, ‘Escalona: el hombre y el mito’.